Tras meses de investigación, la organización Abba Krishna, acusada de esclavizar a sus fieles fue desarticulada. En el operativo, la policía detuvo a cinco personas, entre ellas al líder espiritual de la organización.
El procedimiento encabezado por la Policía Federal Argentina (PFA) se llevó adelante a partir de las investigaciones que comenzaron en 2020 a raíz de una denuncia de identidad reservada. De esta manera los efectivos comenzaron tareas de campo y descubrieron que la organización poseía un templo de adoración denominado “Abba Krishna”, que atraía a decenas de curiosos y fieles. El mismo funcionaba desde 2017.
Además, el establecimiento situado sobre la calle Rico en el área de 20 de Junio, una zona de campos de La Matanza en el límite con Merlo, funcionaba como comunidad espiritual, es decir, como una vivienda permanente para miembros. Allí se albergaban hombres y mujeres en situación de vulnerabilidad psicológica.
Según la investigación policial, los miembros de la organización captaban a las víctimas y las convertían en sus esclavos, a los que explotaban laboralmente, los alejaban de sus familias y los despojaban de sus bienes para conseguir un control total sobre ellos.
El Juzgado en lo Criminal y Correccional Nro. 2 de Morón a cargo del Dr. Jorge Ernesto Rodríguez, Secretaría Nro. 8 del Dr. Ignacio Calvi, ordenó cinco allanamientos, tres en la localidad de 20 de Junio, Partido de La Matanza y los otros dos restantes en Pontevedra, Partido de Merlo.
Con las pruebas aportadas por los detectives, el domingo por la noche cinco miembros, tres hombres y dos mujeres, fueron arrestados por la división Trata de Personas de la Policía Federal. Entre los detenidos está Aldo F., de 66 años, considerado el líder espiritual del grupo. Cayó con más de 300 mil pesos.
En tanto en el propio templo se encontraron a 12 fieles, que fueron entrevistadas por el Programa Nacional de Rescate de Víctimas. También se secuestraron 449.960 pesos, 600 dólares, una tablet y 6 celulares.
No obstante, la división Trata de Personas, que depende de la Superintendencia de Delitos Federales de la PFA, colocó una faja de clausura sobre el templo.
