La estrategia de los tres principales candidatos a la presidencia va mutando semana a semana en busca de un lugar en el balotaje, de la mano de las encuestas que marcan que no habría un ganador en primera vuelta.
Sergio Massa y Javier Milei están convencidos de que ellos dos son los que definirán quién será presidente a partir del 10 de diciembre.
Las negociaciones ante el FMI demostraron cómo todo cambia: sirvieron para que Massa elogiara a Milei por su comportamiento con el Fondo y el libertario criticó duramente a Patricia Bullrich. Mucho tiene que ver en el cambio de estrategia de Unión por la Patria el reclamo de los gobernadores e intendentes peronistas y aliados. Pidieron que dejen de atacar a Milei con la furia con que lo venían haciendo, sobre todo desde el gobierno, porque no hacían otra cosa más que subir el precio de su figura. En las urnas, vieron cómo, en sus territorios, La Libertad Avanza tomaba la mayoría de los votos que perdía el oficialismo. Están convencidos de que cuanto más se lo ataca a Milei, más crece su intención de votos.
El último ejemplo del cambio oficialista fueron los ataques y saqueos a supermercados; mientras la vocera presidencial, Gabriela Cerruti, y el propio Alberto Fernández apuntaban al libertario, los ministros de Seguridad de la Nación y Provincia, Aníbal Fernández y Sergio Berni, lo sacaban de la mira y decían que no había pruebas para responsabilizarlo por lo ocurrido.
El propio Massa puso el grito en el cielo, desde Washington al ver cómo se inflaba a Milei; después del acuerdo con el FMI y una vez concretados los anuncios de mejoras para el bolsillo de los trabajadores, tratará de abocarse más a la campaña. Milei, mientras tanto, está convencido de que puede sacarle más votos a Juntos por el Cambio. Apunta además a sellar lo que recogió en las PASO y lograr que más gente vaya a votar. Se apoya, además, en cuestiones que poco tienen que ver con la política. Está más que contento por la forma en que se aceptó su romance con la actriz e imitadora Fatima Flórez.
Por el contrario, Bullrich está furiosa con Massa y Milei y ya avisó. Dijo: “Hay gestos de acuerdo político” y “más que polarización” lo que ocurre “es un abrazo”.
La dirigente del PRO juntó a su gente para redefinir la estrategia y va en busca de que más gente vaya a votar el 22 de octubre y lo haga por ella. Y también sumar votos en Blanco. Está tratando de cicatrizar heridas con Horacio Rodríguez Larreta mientras que su candidato a gobernador en Provincia, Néstor Grindetti, busca un acuerdo con su adversario en la interna, Diego Santilli, que se plasmará una vez que se conozca en los próximos días el resultado del escrutinio definitivo en ese territorio. También necesitan que Martín Lousteau y Jorge Macri bajen los niveles de enfrentamiento en la Ciudad. Necesita los votos radicales.
Eso lo sabe muy bien el oficialismo, como lo demostró en la cumbre del Frente Renovador massista Wado de Pedro, jefe de campaña, ministro del Interior y candidato a senador nacional. Metió cuña en JxC para restarle votos radicales a Bullrich.
Esto es hoy; mañana, cualquier estrategia puede cambiar. Todo es muy volátil entre los candidatos y sus campañas. Tan volátil como el estado de ánimo de la sociedad.
