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Malestar

La CGT rechaza la designación de la nueva ministra de Trabajo

Luego de que Alberto Fernández designara a Kelly Olmos como reemplazante de Claudio Moroni, despertó el reclamo de la central obrera, que quería poner un hombre propio.

10 Octubre de 2022 21.04

La decisión del presidente Alberto Fernández de designar al frente del Ministerio de Trabajo a Raquel Cecilia Kismer, conocida como “Kelly” Olmos, -histórica militante del Partido Justicialista porteño-, generó malestar en la Confederación General del Trabajo (CGT) que, desde que se conoció la renuncia de Claudio Moroni, pujaba por sentar en ese cargo a un sindicalista de su riñón.

Olmos fue una de las tres ministras nombradas por Alberto Fernández para reemplazar a los funcionarios salientes en medio de una nueva crisis de la coalición de gobierno. Victoria Tolosa Paz quedará a cargo de Desarrollo Social, que dejó vacante Juan Zabaleta, y la puntana Ayelén Mazzina estará en el Ministerio de las Mujeres en lugar de Elizabeth Gómez Alcorta.

Cerca del Presidente confían en que las tres puedan encarar los fuertes desafíos de contener los reclamos de las organizaciones sociales en un contexto en que se busca reducir el gasto; preservar el cuidado de las mujeres y manejar el vínculo con los gremios.

 

El enojo de la CGT

 

Pese a la crisis económica y la inflación galopante, el Gobierno logró impedir la convocatoria a un paro nacional gracias a la relación que tiene Alberto Fernández con algunos de los integrantes de la cúpula de la CGT. Por eso, los reclamos gremiales que se salen de caja suelen estar encabezados por sindicatos liderados por la izquierda.

Kelly Olmos será finalmente la reemplazante de Claudio Moroni en el Ministerio de Trabajo. (Foto: gentileza Larz)
Kelly Olmos será finalmente la reemplazante de Claudio Moroni en el Ministerio de Trabajo. (Foto: gentileza Larz)

Pero ese vínculo entre el Gobierno y la central obrera se viene debilitando y la designación de Olmos podría provocar un punto de quiebre. En la CGT se quejan de no haber sido consultados sobre los nombres que había en danza. De hecho, hasta especulaban con negociar el reemplazante de Moroni.

Sin embargo, Alberto Fernández tomó la decisión junto a su círculo de confianza y no consultó ni con la vicepresidenta Cristina Kirchner ni con el ministro de Economía, Sergio Massa. Cuestionado por la promesa incumplida de tender a la paridad, terminó definiendo que tres mujeres se harán cargo de los ministerios vacantes.

En el entorno del Presidente querían a un funcionario con experiencia en el tema, que pueda capitanear la tormenta, por eso se llegó a barajar el regreso de Carlos Tomada.

 

CGT-Gobierno, una relación cada vez más débil

 

La relación de Alberto Fernández con la CGT viene trastabillando desde hace meses. En medio de la escalada del conflicto del neumático -que el kirchnerismo duro se la atribuye a la falta de reacción de Moroni- compartieron una cena en la Quinta de Olivos a la que no concurrió Pablo Moyano.

Participaron los otros integrantes del triunvirato, Héctor Daer y Carlos Acuña; el titular de UPCN, Andrés Rodríguez; de Comercio, Armando Cavalieri; de Obras Sanitarias, José Luis Lingieri, y de la Construcción, Gerardo Martínez. El Ministro de Trabajo también fue de la partida.

El reclamo de los dirigentes gremiales estuvo centrado en la reapertura de paritarias y que las negociaciones sean libres. El Presidenta busca mantener la paz social.

Si bien el faltazo del hijo mayor de Hugo Moyano y la amenaza de dejar la CGT generó preocupación en el Gobierno, horas más tarde, su ratificación de formar parte del espacio y un encuentro mano a mano en Olivos, distendió las tensiones. En esa ocasión, los acompañaron Omar Plaini (Canillitas), Mario “Paco” Manrique (Smata) y el jefe de Gabinete, Juan Manzur.

Ahora, la llegada de Olmos a la cartera laboral suma un nuevo capítulo en la inestable relación del Gobierno con la central obrera. Igualmente, en el oficialismo confían en que cuando se ponga todo en marcha, las tensiones volverán a ceder.

En reemplazo de Claudio Moroni deberá equilibrar esas internas, mientras los gremios presionan para adelantar las revisiones paritarias y poner sobre la mesa de negociación aumentos en torno de las tres cifras.