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El gobierno venezolano le debe USD 1,3 millones a Aerolíneas Argentinas por la deuda de la línea Conviasa

Se trata de la compañía cuya filial, Emtrasur, es la dueña del avión venezolano-iraní retenido en Ezeiza, bajo investigación de la Justicia argentina. La deuda es por la operación conjunta de rutas por una década

19 Junio de 2022 00.38

La aerolínea estatal venezolana, dueña del misterioso avión varado en Ezeiza que investiga la justicia argentina, le debe USD 1,3 millones a Aerolíneas Argentinas, informaron fuentes de la compañía a Infobae. El Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y Servicios Aéreos (Conviasa), que maneja a su filial de carga Empresa de Transporte del Sur SA (Emtrasur), mantuvo durante diez años un acuerdo de código compartido con la línea aérea, que finalmente fue suspendido en 2019, justamente por el incumplimiento de pago de la deuda acumulada por la operación de destinos en conjunto.

Conviasa, a través de Emtrasur, es la dueña del Boeing 747-300 que está retenido en Argentina con una tripulación de 14 venezolanos y cinco iraníes, todos con prohibición de dejar el país por ahora. El acuerdo entre la línea aérea venezolana y Aerolíneas Argentinas se firmó en 2009, en el apogeo de las relaciones entre el kirchnerismo y el chavismo.

El convenio de código compartido fue inicialmente firmado en marzo de ese año por el entonces titular de Aerolíneas Argentinas, Julio Alak, y su par venezolana Noris Negrón Rangel, según documentos oficiales. El objetivo oficial era “estrechar vínculos de cooperación” entre ambos países, por eso se acordó la operación conjunta de las rutas Caracas-Buenos Aires-Caracas. Meses más tarde, en ocasión de la visita de Hugo a Chávez en diciembre de 2009 durante el mandato de Cristina Kirchner, se refrendó el Acuerdo Bilateral de Transporte Aerocomercial entre Argentina y Venezuela, y se incluyó la operatoria conjunta de otros destinos en Latinoamérica, el Caribe, Miami, Nueva York, Los Angeles, Sudáfrica y Australia, a los que volaba cada una de las empresas en sus propias rutas.

La entonces embajadora argentina en Venezuela Alicia Castro celebró que “no existiera obstáculo para que ambas aerolíneas de bandera compartieran los beneficios de ese negocio, lo cual permitiría competir en mejores condiciones con las aerolíneas privadas extranjeras”. El acuerdo fue exclusivo para las dos aerolíneas estatales, y excluyó a otras compañías privadas como la argentina Andes o la venezolana Estelar Latinoamericana, que buscaban volar a destinos de ambos países, y solo pudieron hacerlo con vuelos no regulares.

El acuerdo duró formalmente casi una década, pero le generó una deuda de USD 1,3 millones a Aerolíneas Argentinas. Por ese motivo, el entonces presidente de la aerolínea Mario Dell'Acqua suspendió el acuerdo en agosto de 2019. “Hubo incumplimiento por parte de Conviasa y lo anulamos”, le dijo un ejecutivo de la época de Cambiemos, quien afirmó recordar que no le habían condonado deuda. Pero los últimos vuelos entre Buenos Aires y Caracas ya habían tenido lugar dos años antes: Conviasa operó esa ruta hasta mayo de 2017 y Aerolíneas Argentinas, hasta julio de ese año.

Desde la actual gestión de Aerolíneas Argentina aseguraron que “la deuda nunca se pudo cobrar”, casi tres años después de haber suspendido el acuerdo entre las compañías. Si bien informaron que hubo reclamos, aún así todavía no recibieron los pagos pendientes.

¿Qué es un acuerdo de código compartido? Es un convenio que une las operaciones de dos líneas aéreas con la compra de un solo pasaje para hacer un vuelo con escalas, con un único check-in y despacho de equipaje al destino final. Por ejemplo, si un venezolano quería visitar Córdoba podía comprar un ticket de Conviasa hasta Buenos Aires y la escala interna la operaba Aerolíneas Argentinas. Aerolíneas tiene códigos compartidos con nueve líneas, como Air France, KLM o Delta, entre otras, según la información que figura en su sitio web.

Conviasa, en cambio, sólo mantiene un convenio similar con Syrian Air y está en negociación con Iraqi Airways. Esto se debe en gran parte a que la aerolínea venzolaba quedó en jaque después de que la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos emitiera en 2019 una sanción bajo la acusación de que el chavismo fomentaba el terrorismo a través de la actividad de esta línea aérea. La impugnación desde la Casa Blanca todavía le supone a la aerolínea venezolana dolores de cabeza, como el Boeing 747-300 varado en en Ezeiza desde el 8 de junio ante la negativa de las petroleras de cargarle combustible por temor a caer bajo las sanciones de Estados Unidos.

Los aviones de Conviasa no visitan Nueva York ni otros destinos frecuentes para el traslado turístico de pasajeros a nivel mundial, pero la línea aérea venezolana logró abrirse camino los aliados políticos del chavismo. Uno de sus últimos anuncios, realizado en octubre del año pasado que aumentaba la frecuencia de sus vuelos Caracas-Moscú. Pero hay otros destinos prioritarios para esta aerolínea chavista como la ruta que une la capital venezolana con Teherán.