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Caso Cargnello: "Peligraba la integridad física y psíquica de las monjas"

Así lo aseveró la abogada de la madre superiora del convento de las Carmelitas Descalzas.Aseguran que hubo golpes y que el enviado del Vaticano amenazó con sacarlas de las Diócesis.

20 Abril de 2022 08.14

Se conocieron más detalles de la denuncia por violencia de género de las monjas de las Carmelitas Descalzas en contra de la máxima autoridad eclesiástica local, el arzobispo Mario Antonio Cargnello. La denuncia da cuenta de episodios que llevaron a que las propias monjas pidieran la consigna policial. Previo a la Semana Santa se supo que las religiosas que viven en el convento de clausura denunciaron a Cargnello y también a Martín de Elizalde, obispo emérito, y Lucio Ajalla, vicario cooperador de la Catedral de Salta, por violencia física, psicológica y económica. La denuncia está asentada en el juzgado de Violencia Familiar y Género 3.

"Ellas estaban paralizadas del miedo y es literal", aseguró Claudia Zerda Lamas, codefensora junto al abogado José Viola de la priora María Fátima del Espíritu Santo. Dicha monja dirige el monasterio, aunque su mandato se venció en febrero y no pudo ser renovado por, señalaron, trabas que el propio arzobispo estaría ejerciendo desde su lugar de poder para entorpecer el normal desarrollo del monasterio.

Ambos abogados representantes de la priora son fieles asistentes de las misas que se ofician en el Carmelo. Según señaló Zerda Lamas, el miedo era "cierto y fundado, por los antecedentes". La abogada no quiso dar detalles sobre los hechos que motivaron la denuncia. Lo que sí aseguró es que el conflicto es de vieja data y que comenzó desde la llegada del arzobispo a Salta, en la década del noventa. "Significó un punto de inflexión en la buena relación que las carmelitas siempre tuvieron con la autoridad eclesiástica", destacó la letrada en referencia al buen vínculo que mantuvieron las religiosas con monseñor Blanchoud, el antecesor de Cargnello.

"Los últimos hechos que se relatan no son los únicos ni los últimos", sostuvo. Con respecto a la consigna policial que la Justicia ordenó que haya en la puerta del convento, dijo: "Lo que pasa es que como todo circuito de violencia, siempre se puede ir por más".

Aseguró que, luego de que se instalara la vigilancia, en el convento "están más tranquilas" y afirmó que era necesario para "preservar su integridad física y psíquica, que estaba en peligro". Según asentaron las monjas en la denuncia, la relación tensa llegaba al punto de padecer "turbaciones físicas" de "solo saber que tenían que conversar" con la autoridad eclesiástica. Zerda advirtió que hasta el pasado lunes existieron "hechos coactivos".

Se supo que el episodio que empujó primero a las denuncias canónicas y posteriormente a la denuncia en la Justicia, ocurrió durante el velorio de la entonces priora, en la parte más fuerte de la pandemia, en 2020. Se indicó que en ese velorio habría sido el último cruce entre las religiosas y el arzobispo.

Entonces la priora solicitó a otra monja que filmara ese encuentro para luego mostrarles a sus hermanas.

Según la acusación, al advertir la filmación, Cargnello junto al cura Lucio Ajalla, colaborador de la Catedral, se habrían abalanzado hacia la religiosa y forcejearon con ella para tomar la cámara y borrar la grabación. En ese momento la priora logró recuperar el dispositivo y los religiosos decidieron ir hacia ella forcejeando y golpeándola en el brazo. Finalmente, señalaron las monjas ante la Justicia, los sacerdotes lograron quedarse con el dispositivo y la correspondiente filmación.

Si bien la abogada evitó dar detalles, se refirió a aquel momento y aseguró que fue la “gota que rebalsó el vaso” y habló de “una agresión física, verbal y una amenaza muy grave” hacia las monjas. “Era un contexto muy difícil de entender, era un momento de luto y se supone que el arzobispo va a abrazar y dar un responso, no a dar una filípica de 30 horas con amedrentamientos y amenazas”, reflexionó.

Al pertenecer a un instituto religioso que tiene sede en el Vaticano, tanto el arzobispo como las religiosas elevaron las correspondientes denuncias internas. En tanto, el enviado del Vaticano para averiguar qué había ocurrido las habría revictimizado con una nueva amenaza. “Se decidió la visita de un visitador canónico, Martín de Elizalde, que cuando se presenta lo hace junto a su covisitadora, una hermana benedictina. Allí se ve una sistemática actitud de ir por más y generar más miedo. Imagínese a personas que llevan 30 o 40 años en el Carmelo, que se las amenace de sacarlas de la diócesis”, contó Zerda Lamas sobre cómo se originó la denuncia civil que involucró a este tercer sacerdote. La abogada especificó que luego de estos episodios las monjas se negaron al último encuentro al que las citó Cargnello mediante una nota en abril. “Pretender que las hermanas salgan del monasterio para que rompan con su clausura, imagínese el  ánimo”, indicó la letrada. (Fuente El Tribuno de Salta)