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Casa del Horror: buscan verificar la existencia de un tercer cuerpo

Los investigadores intentan identificar quién era realmente "Don Castro", padre de los autores del crímen y quien estaría enterrado en el patio de la vivienda de Bª Autódromo. Qué dijo la autopsia por el doble crimen.

05 Octubre de 2022 12.36

Morocho, serio, de pocas palabras. De esta manera, los vecinos de barrio Autódromo, epicentro del horror en Córdoba, describen al hombre al que llaman "Don Castro". 

"Aseguran que Don Castro, que hace décadas llegó desde Quilino, era el padre de sus nietos, los ahora detenidos. Hablan de toda clase de abusos en un hogar a que nadie más ingresaba. A Ester y a sus dos hijos sólo la veían cuando salían para ir a un lavadero cercano, en el que trabajaban. Don Castro se encargaba de repartir el pan casero que vendían. Sobre el resto, nadie sabe qué hacían, de qué vivían, cómo se llamaban, si alguna vez fueron anotados en algún registro oficial". 

El lunes, apenas el espanto comenzaba a descubrirse, se conenzaron a trazar las primeras referencias sobre el "padre de la Casa del Horror".

Fue Carmen, la única vecina que alguna vez ingresó sólo por una urgencia a ese domicilio de Oscar Cabalén al 6500, la que dio las primeras pistas sobre este hombre. 

Don Castro murió hace pocas semanas. En junio, un hijo varón también había fallecido. Ahora, a fines de septiembre, otras dos hijas, Ester (41) y Sara (39), fueron asesinadas por los dos hijos de la primera y arrojadas a un viejo aljibe.

Un cuarto hijo, Joel fue el que terminó por denunciar el doble crimen a la Justicia. Este joven ya no vivía en la casa. Pero el sábado último a la tarde, la Policía de Icho Cruz lo llamó de urgencia: sus sobrinos Ismael (21) y Esteban (24), una hermana de ellos de 17 años, un niño pequeño y un bebé habían sido encontrados caminando sin rumbo por el inicio del Camino de las Altas Cumbres. 

Los jóvenes llevaban sólo una mochila al hombre y unos 70 mil pesos encima. "Vamos de vacaciones a Mina Clavero", mintió el mayor. Los uniformados no les creyeron, intentaron llamar sin éxito a Ester (con el número proporcionado por sus hijos) y terminaron por comunicarse con el tío Joel, la última referencia que aportó el grupo que caminaba por la ruta.

Cuando Joel los llevaba en su auto de nuevo a barrio Autódromo, les preguntó por sus hermanas Ester y Sara. Sobre cómo andaban, que hacía varios días que no lograba hablar con ellas. Fue entonces que escuchó una historia truculenta, tremenda, sin que sus interlocutores perdieran en algún momento la calma. Que la habían matado a puñaladas y balazos. Y que luego las habían arrojado en un viejo aljibe ubicado en el patio de la casa familiar, detrás del derruido horno de ladrillos. Todo había ocurrido en la madrugada del sábado 24 de septiembre último.

Durante los días siguiente, los jóvenes (presentan una evidente discapacidad intelectual) se dedicaron a arrojar ropas y toda clase de elementos en el aljibe. Hasta que decidieron tomar lo poco que les quedaba, colocar todo en mochilas y escapar hacia Traslasierra.

Tras la denuncia judicial del tío Joel, la Justicia comenzó a descubrir el horror en la casa de barrio Autódromo. Un equipo especial de investigadores de Homicidios trabajó casi sin pausas desde el domingo a la noche hasta la tarde del martes. Ayer a la mañana, lograron extraer los dos cadáveres.

Anoche, los forenses de la Morgue Judicial le brindaron las primeras conclusiones a la fiscal Andrea Martín, del fuero de Violencia Familiar. Las mujeres murieron tras recibir múltiples puñaladas, además de golpes con un objeto contundente. Una de ellas tenía un balazo entre el cuello y la cabeza.Y evidentes signos de que habían intentado defenderse del brutal ataque del que fueron víctimas. El arma no se ha encontrado hasta ahora. 

Los cuerpos no habían sido descuartizados, sino que apenas las mataron las arrojaron hacia adentro del pozo. Cayeron en un vacío de más de 60 metros.

La fiscal espera, entre otros datos, que los forenses precisen la fecha de la muerte. Si se confirma que todo ocurrió en la madrugada del sábado 24 de septiembre, es muy posible que la causa cambie de fiscalía, ya que en esa fecha era otra la que estaba de turno.

Pero esto no es lo más importante. Tras extraer los dos cadáveres, se ordenó realizar un segundo pozo, con una retroexcavadora, en los fondos de la vivienda, contra la calle trasera. Allí ya se habían encontrados unas herramientas enterradas. Un perro adiestrado para olfatear restos humanos ya había marcado el lunes ese sector. ¿Qué buscarán? El cadáver de Don Castro.

Si bien los vecinos y los propios jóvenes ahora detenidos aseguran que murió hace pocas semanas, los investigadores sólo tienen interrogantes alrededor de él.

Han comenzado a buscar alguna documentación que les permita su real identificación. Un dato preliminar indica que se habría llamado Facundo Armando Castro, que habría tenido entre 75 y 80 años cuando murió, y que habría sido oriundo de Quilino o Deán Funes. Que a mediados de año habría sido internado por una grave afección, que logró recuperarse y que le den el alta, pero que al poco tiempo se descompenso de manera fatal. Todo, en un fuerte potencial.

Ya se han diligenciado oficios al Registro Civil y a otras dependencias municipales para intentar establecer si existe algún certificado de defunción, si en algún lado alguien asentó las causas del deceso y si lo llevaron a algún cementerio. 

Y, de manera paralela, ha comenzado una tarea compleja: identificar a todos los que vivía en esa casa. Saben sus nombres, sus reales parentescos y si estaban registrados en alguna parte o si siempre fueron unos fantasmas para el sistema. No está claro, por ejemplo, si alguna vez fueron al colegio.

Saber la historia tapada de esta familia terminará por develar el móvil del doble crimen. La patología de salud mental, en toda esta historia, es un aspecto que a esta hora se valora como imprescindible. Los hermanos Ismael y Estaban, así como la adolescente de 17 años (acusada de encubrimiento) serán sometidos a un exhaustivo peritaje pisquiátrico que indicará si estaban en condiciones de comprender la gravedad de sus acciones o si directamente no son imputables. 

El tío Joel será fundamental en toda esta reconstrucción. Ha llamado mucho la atención de los investigadores que nadie del resto de la familia (cuya real composición todavía se ignora) se haya acercado al domicilio de barrio Autódromo cuando aún se buscaban a las hermanas asesinadas. (Fuente Cadena 3)